7 jun 2011

ser moderno.


Monotema. Aburre a las cabras. Me agota hasta a mí, y para alguien que se sabe los guiones de los telefilms de Antena 3, ya es mucho decir.
Modernos ha habido siempre, pero como buenos modernos que son, siempre se han creído la última coca cola de Malasaña. Y es que si algo define al moderno es el discurso endogámico y autobomboide. Eso, y la oposición manifiesta a cualquier otro grupúsculo social coetáneo, por aquello de autodefinirse a base de avasallar. Que si ilustrados y románticos, que si modernos y postmodernos que acabaron siendo más modernos (por del post- y por írseles la pinza, que siempre es muy innovador), que si mods y rockers, fans de Aviador Dro y fans de Los Pecos, perroflautas y malasañeros, fans de Padre de Familia o de la Aldea del arce.
Huelga decir de qué lado estamos, que este es un blog de moda y aún no hemos caído en aquello de la paradoja extrema y el pelo sin lavar. Tampoco somos tan modernos como para estar entre esa élite erudita y visionaria que odia a los modernos siendo muy moderna. Sólo decimos que hay que tener cuidado con lo que se dice y lo que se etiqueta, que no todo el monte es orégano y los jerseys del Retrocity los llevaban otros antes que nosotros (he ahí la mística de la segunda mano)
Foucault (que no era moderno pero sí muy resabido) decía que el ser moderno consiste en mantener una peculiar relación con respecto a la actualidad. Al moderno, añadimos, lo define un ansia por lo nuevo, una labor vital hipersensible y, por lo mismo, gratuita, que se traduce en algo más que unas mallas de American Apparel y que nunca puede terminarse. La Moda es moderna por declaración de principios, ciclos, fugacidad, autorreferencialidad, capacidad de persuasión, falta de pretensiones y, sobre todo, por lo rancia que es a veces la pobre. Todos los que se ocuparon de la Moda cuando no estaba de moda y vieron en ella un campo fértil desde el que estudiar la cultura, son hipermodernos (aunque algunos no tuvieran tiempo de predicar con el ejemplo y combinar colores)
Mallarmé era moderno, Leopardi era moderno, Baudelaire era moderno, Cervantes era moderno, Cocteau era moderno, Fortuny era moderno, Balzac era moderno, Alma Tadema era moderno, Isadora Duncan era moderna…Y sí, Wilde y Rimbaud, Bowie y Morrissey son modernos. Luego Fangoria hizo una disco titulado “una temporada en el infierno” y Mario vaquerizo se autoproclama el último moderno ¿Ven lo que les digo de la degeneración de los conceptos?
Balmain no es moderno, Yves Saint Laurent fue y será moderno, Mcqueen sobrepasa cualquier etiqueta. Ser coolhunter no es moderno, ser diletante y tener mala hostia es y será moderno, ser asceta y rodearte de muebles victorianos y paredes de colores chillones sobrepasa cualquier etiqueta. Lady Gaga no es moderna, Madonna es y será moderna, Vainica Doble sobrepasa cualquier etiqueta.
Sí, somos muy modernos, por eso etiquetamos, hacemos listas y repartimos glorias y destierros.
Escribe Caty Shark de Aragón | ilustra Pitina Caleya

me encanta. simplemente lo afirmo. ahí va.....quien se de por aludido que se joda. Demasiado moderno junto.....

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